Calmar la tempestad del corazón

Ya había terminado mi colegio. En una reunión de perseverancia del grupo de Jornadas de Vida Cristiana tuve una particular sorpresa. Tuve un sentimiento de emoción y nostalgia al ver la reflexión que nos dieron. En mi época de colegio y Pastoral (grupo al que asistía paralelamente con el grupo de jornadas) había compuesto una reflexión para un retiro que celebramos en calle Blancos, un pequeño cantón de Costa Rica. Me topé la sorpresa de que años después vi la misma reflexión en manos de una persona que nunca estuvo en mi grupo pastoral y tampoco sabía que había sido escrita por mi. Aquí la comparto con ustedes:

A pasado la tormenta y Jesús te quiere hablar

Hola, soy Jesús, el mismo que calmó la tempestad hace mucho tiempo, con mi grupo de amigos: mis discípulos. Yo mismo, con mi voluntad, entregue mi vida por ti; y sabes , aún sólo por ti me hubiera entregado. Con el mismo amor y con los mismos sufrimientos, entiendo, no lo crees, pero es cierto. El amor que tengo para ti es muy grande y no te sientas solo porque en estas tormentas yo siempre estaré contigo. Nunca te abandonaré, solo acéptame estar contigo en tu barca, en la barca de tu familia, en la barca de tu grupo de seres queridos y en la barca de tu vida. Además, no eres el único que tiene tempestadoes, hay personas que están en peores situaciones y ha ellas tengo que acudir.

) siempre tendrás de frente la verdadera tempestad que está en tu corazón. No dudes de mí, pídele a mi padre más fe el te la dará . Si a veces me encuentras durmiendo no pienses que te tengo a la deriva. Cuando yo busco un lugar donde dormir estoy seguro que ese lugar está lleno de paz y de tranquilidad y que solo alguien de confianza me pueda dar. Confío en ti ,tu corazón es un lugar perfecto de paz y tranquilidad donde yo tengo la plena seguridad que puedo estar. Aunque creas con tu corazón nunca pueda tener serenidad siempre podrás salir adelante. ¿Que quieres que yo haga por ti? soy el rey de reyes y señor de señores y escucho a los que amo he invocan mi nombre. Recibe la fortaleza que mi padre te envía desde lo alto y si tu quieres de ahora en adelante tomaré el mando de tu vida y navegaremos juntos en las aguas tranquilas que solo yo te puedo mostrar. ¡vive! ¡Sonríe a la vida! ¡alégrate!. Lo que mi Padre ha creado es perfecto y tú eres parte de esta maravilla de la creación.

Confío en tu existencia, amo a los que están a mi servicio y no permitiré que nada les suceda. No vas a tener pruebas que no puedas soportar.

Tomado del retiro Cállate, cálmate / Calle blancos Guadalupe, pastoral juvenil de Acosta, jóvenes al servicio de Jesús/

Michael Méndez

16, 17 y 18 de enero de 2004